Además de la oferta y la demanda, hay otros factores que tienen una gran incidencia en su cotización.
Tradicionalmente se considera al oro como el activo
refugio por excelencia. Es por ello que, con
la crisis, su cotización subió tanto, y también ésta podría ser una de las
razones de la subida de los últimos meses, debido a la escalada de tensión
entre Estados Unidos y Corea del Norte, que ha incrementado la incertidumbre de
los inversores ante la posibilidad, todavía remota, de que pueda llegar a haber
un conflicto bélico.
Otra posible explicación para este repunte de la
cotización podría estar en las expectativas de inflación. Tradicionalmente la cotización del oro va en dirección inversa a la de
los tipos de interés. Un escenario de tipos bajos como el actual debería
conducir a una situación de subida de la inflación, de manera que muchos
inversores tratan de evitar la pérdida de valor de su dinero mediante la
adquisición de oro.
En definitiva, el comportamiento del oro es
distinto al de otros activos financieros, y por ello
muchos inversores deciden tener oro. En la práctica, contribuye a la
diversificación de las carteras de inversión, dada su poca correlación con
otros activos, y algunas estrategias, como la de la cartera permanente,
establecen el oro como activo estrella precisamente en períodos de elevada
inflación, cuando el dinero pierde valor.
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